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Qué es y tipos
Existen distintos nombres para la hipersomnia o el hipersomnio (se puede emplear el femenino o masculino indistintamente) en función a su origen o frecuencia. En algunas ocasiones, encontrarás las siguientes denominaciones, todas ellas sinónimos.
- Hipersomnia diurna: esto es porque los síntomas del trastorno ocurren durante el día, la conocida somnolencia diurna.
- Hipersomnia primaria: su origen no es la consecuencia de, por ejemplo, medicamentos (en ese caso, hablaríamos de secundaria).
- Hipersomnia idiopática: “idiopática” significa que su origen es desconocido. No se sabe por qué ocurre este trastorno -aunque, más adelante, veremos algunas de las posibles causas.
- Hipersomnia patológica o recurrente: este tipo de trastorno del sueño sucede durante al menos un mes, pudiéndose prolongar al año o más. No significa que por estar un día cansado/a, padezcas hipersomnio.
Hipersomnio Postpandrial
¡No te confundas! El hipersomnio postpandrial es una reacción natural de nuestro cuerpo tras ingerir comida, especialmente si esta ha sido muy copiosa. Se trata del sueño que entra después de comer… sí, ese que incita a la siesta.
También se le conoce como narcolepsia postpandrial o somnolencia postpandrial, y no tiene nada de preocupante.
Esto es, pues, una respuesta de nuestro sistema a una subida de glucosa en nuestra sangre. En ese momento, las neuronas orexinas (que regulan el sueño y la vigilia) se ven inhibidas y nos entra un sueño que nadie nos lo quita.
Para evitar esto, intenta ingerir comidas menos abundantes, haz ejercicio regularmente y lleva unos hábitos de vida saludables.
Hipersomnia infantil
Detectar si nuestros hijos padecen de hipersomnia o saber si solamente están cansados es una tarea a llevar a cabo para que puedan dormir bien. Los síntomas son distintos según su edad. Presta atención.
- Cuando son bebés o preescolares: están somnolientos mientras los otros críos están activos; duerme muchísimas horas; es hiperactivo/a.
- Niños de entre 5 y 12 años: rendimiento escolar bajo; les cuesta concentrarse; están más irritables de lo normal; son hiperactivos y se portan mal.
- Adolescencia: se duerme en clase; cambios de humor repentinos; rendimiento escolar flojo.
Dicho esto, seguro que acabas de detectar hipersomnia en cualquier niño o niña que conozcas. Simplemente son algunos de los síntomas que pueden aparecer, pero también son características propias de la edad, así que ya sabes: ¡acude a un especialista para un diagnóstico adecuado!
En ancianos
El hipersomnio en personas mayores es poco común, ya que la tendencia es la del insomnio. Con la edad, el cuerpo pide dormir menos, pero claro está, siempre hay excepciones. Algunos de los síntomas que presentan los ancianos respecto a este trastorno son los siguientes:
- Somnolencia excesiva durante el día, que puede ser temporal o permanente.
- Dificultades para despertarse por las mañanas.
- Paralelamente existen otros trastornos, siendo el más común la apnea del sueño.
Hemos de cuidar de nuestros mayores, así que estate atento/a a cambios en los patrones de sueño ?
Síntomas del hipersomnio
Al hablar de los tipos que existen ya hemos podido ver algunos de los síntomas principales de este trastorno. Pero veámoslos un poco más en detalle, ya que alguno se habrá escapado seguro.
- Somnolencia en exceso durante el día que dura más de un mes. No vale estar cansado/a puntualmente por unos exámenes o por faena.
- Las siestas no alivian esta sensación de sueño constante.
- Se padece lo que se conoce como “embriaguez del sueño”: al despertar, te sientes desorientado/a y confundido/, haciendo el proceso bastante complicado.
- Tienes ganas de dormir en cualquier momento, no solamente después de comer, sino hablando, en reuniones, en clase e incluso conduciendo.
- Tu cuerpo “te pide” dormir 12, 13 o 14 horas cada día.
- Irritabilidad y cambios de humor.
- Falta de concentración y poco rendimiento laboral o escolar.
- Depresión leve.
- Fallos en la memoria.
Causas
La hipersomnia primaria no tiene un origen conocido (de ahí que se la conozca como idiopática), mientras que la secundaria es la que deriva de otros problemas o sustancias. Algunos de los factores que pueden desencadenar el desarrollo de este trastorno son:
- Lesiones cerebrales o tumores en la cabeza.
- Abuso de drogas o alcohol.
- Por depresión.
- Fibromialgia.
- Síndrome urémico.
- Hiperglicemia.
- Disfunción del SNA (Sistema Nervioso Autónomo).
- Otros trastornos del sueño, como la apnea, la narcolepsia, el síndrome de Kleine-Levin o el de las piernas inquietas.
- Alteración del ritmo circadiano: no dormir cuando corresponde debido a, por ejemplo, horarios de trabajo irregulares.
- Medicamentos que tengan somnolencia excesiva como posible efecto adverso. Por ejemplo, los tranquilizantes.
- Predisposición genética.
- Falta de sueño.
- Sobrepeso.
Tratamientos
En función del grado y del cuadro general de cada paciente, el médico te dará un tratamiento distinto. Veamos, si te parece, los más habituales.
Tratamiento natural
Es primordial empezar a establecer unas pautas de sueño correctas para evitar cualquier tipo de trastorno de este tipo, ya sea somnolencia primaria como episodios de sonambulismo, apnea o cualquier otra. Estas pautas incluyen:
- La cama es solo para dormir: nada de trabajo ni de televisión en el dormitorio.
- La habitación ha de estar a oscuras y sin ruidos.
- Acuéstate y despiértate siempre a la misma hora.
- La cama ha de ser cómoda, igual que la almohada.
- Haz cosas relajantes antes de ir a la cama, como leer un libro o un vaso de leche caliente.
- Establece un número de horas máximo para estar durmiendo: unas ocho sería lo habitual. Si es menos, tampoco pasa nada.
- Olvídate de las preocupaciones una vez entres por la puerta de tu habitación. Deja el trabajo en la oficina y arregla tus problemas familiares de manera pacífica.
- No abuses de café, tabaco, alcohol u otros estimulantes, especialmente unas horas antes de acostarte.
- No te automediques.
- Prueba a hacer yoga, meditación u otras técnicas de relajación.
Se trata de un tratamiento no farmacológico contra la hipersomnia. Es ideal comenzar por este, pues la mayoría de casos se solucionan cambiando ciertas pautas y mejorando nuestra higiene del sueño.
Tratamiento farmacológico
Si todo lo anterior no funciona, entonces entran los medicamentos en acción. Para ello, deberás acudir a tu médico y después de un diagnóstico te podrá recetar lo siguiente:
- Estimulantes como el metilfedinato, las anfetaminas o el modafinilo.
- Antidepresivos, como los inhibidores de la monoamino oxidasa.
- Medicamentos dopaminérgicos, como la bromocriptina.
- No abuses de café, tabaco, alcohol u otros estimulantes, especialmente unas horas antes de acostarte.
- No te automediques.
- Prueba a hacer yoga, meditación u otras técnicas de relajación.
Como puedes imaginar, las dosis de cada medicamento dependerán de cada paciente y su uso se restringe bajo prescripción médica.
Referencias y ampliación