Hay estudios científicos que han demostrado que las mujeres que viven en pareja tardan menos en quedarse dormidas y tienen menos despertares durante la noche, caso del de la Universidad de Pittsburg. También se ha puesto de manifiesto la disminución de las interacciones negativas durante el día de quienes duermen juntos.
Dormir en pareja refuerza la relación porque puede disminuir los niveles de la llamada hormona del estrés, a la vez que estimula la del amor. Ayuda a que la pareja se conozca mejor y aumenta las posibilidades de tener relaciones sexuales, lo que también conlleva beneficios para la salud de los miembros y de la pareja que conforman.
No todo es, sin embargo, de color rosa. Dormir en pareja también podría afectar a la calidad del sueño de uno o de ambos, cuando no provocar trastornos del sueño que tendrán incidencia en la salud.
Un buen colchón como principio básico
Lo primero que habría que plantearse adquirir un colchón apropiado. La tecnología también se aplica a la producción de ese artículo pensado para proporcionar descanso, y da como resultado colchones que ayudan a dormir a pierna suelta.
La organización de consumidores OCU recuerda que un buen colchón aumenta la calidad de vida, reconociendo que la oferta es tan variada que cuesta decidirse: colchones de muelles de látex, de espuma, y con muelles continuos, Bonnel o embolsados, que se suman a precios también muy dispares.
Cada pareja tendrá sus necesidades, según cuestiones como la altura o el peso, pero los expertos recomienda que los colchones de matrimonio midan, como mínimo, un metro y medio. Si el problema es moverse mucho mientras duermes, se debe elegir la independencia de lechos, concepto que hace referencia a su capacidad de amortiguar movimientos para que no se repartan por la superficie.
Más útiles aún pueden ser los colchones gemelos, que están formados por dos bloques distintos que se unen en el centro de forma invisible y sin restar comodidad. De esta forma, no se traslada de ningún modo al lugar del otro la presión que uno ejerce sobre el colchón. Podría ser una buena solución, por lo tanto, al problema “me muevo mucho al dormir”.
La base también es importante, y las opciones son somier de láminas, tabla tapizada o somier de muelles. El mantenimiento, también. Hay que evitar las humedades en la habitación porque producen hongos, ventilar la habitación cada día antes de hacer la cama, cubrir con una funda y cambiar con frecuencia la sábana de abajo, voltear el colchón cada 3 ó 4 meses (excepto contraindicación del fabricante) y limpiarlo con un cepillo de mano. No obstante, también habría que cambiarlo cada 10 años.
Solución a los ronquidos
Otro de los puntos conflictivos cuando se trata de dormir en pareja son los ronquidos. No solo están considerados un problema para el buen descanso de ambos miembros, sino que pueden ser síntoma de posibles enfermedades. Otras causas son las características propias de las vías respiratorios (fosas nasales obstruidas, mandíbula retraída…), la falta de hábitos saludables (sobrepeso, consumo habitual de alcohol y tabaco…), o incluso la postura.
Habría que identificar bien las causas de los ronquidos y poner remedio. La National Sleep Fundation asegura que la mitad de las personas que tienen apnea del sueño, que hace a quien la padece tener pausas en la respiración mientras duermen, son obesas. Y es que la grasa también se acumula en el cuello y ejerce presión sobre las vías respiratorias, por lo que es hora de ponerse a dieta si es el caso. Un remedio frecuente para la apnea, en todo caso, son los aparatos de aire a presión, con una máscara que el paciente lleva toda la noche.
En cuanto a la postura, dormir bocarriba aumenta las posibilidades de que aparezcan los ronquidos, porque la lengua obstruye parcialmente el paso del aire. Si ese es el problema, será suficiente con situarse sobre un lado.
Puede ser que los ronquidos sean algo momentáneo y tengan que ver con la obstrucción de las fosas nasales, para lo que hay que despejar la nariz de mucosa. Beber mucha agua, tomar descongestionantes, aplicar cremas o poner tiritas especiales puede ayudar.
También hay remedios como prótesis para la boca en caso de problemas físicos como la mandíbula retraída. Fijar horarios regulares para irse a la cama y no abusar de sustancias como el alcohol o el tabaco también son hábitos a seguir y, si todo falla, habrá que contemplar someterse a cirugía.
El descanso es lo primero: ¿Dormir juntos o separados?
Los problemas para dormir pueden afectar a los dos miembros de la pareja y hay que trabajar para ponerles remedio. Sin embargo, habrá casos de sueño especialmente ligero u otros motivos que indiquen que, lo mejor, es dormir separados.
Lo cierto es que, igual que hay estudios que indican lo recomendable que es dormir juntos para la salud de la relación, también están los que dicen que dormir separados es más beneficioso. Así lo reveló un estudio del doctor Neil Stanley de la Universidad de Surrey, en Reino Unido, que demostró que el que las parejas sufren un 50% más de problemas al dormir cuando comporten la cama.
El buen descanso debería ser una cuestión prioritaria porque, al fin al cabo, los problemas derivados de los trastornos de sueño también pueden terminar por influir en la relación. De hecho, Stanley recordaba que, en otros tiempos, era habitual que las parejas durmieran separados, y solo compartieran lecho para mantener relaciones sexuales. Sucedía así, por ejemplo, en la antigua Roma.
De hecho, el experto explica que lo de dormir juntos tiene que ver con la Revolución Industrial, el traslado masivo de familias a la ciudad y la falta de espacio que terminó por imponer, entre otras cosas, este convencionalismo.
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