Al transcurrir aproximadamente dos o tres horas, el durmiente comienza a moverse sobre la cama, parece que despierta pero no es así. Quizás hable algo dormido. Se observa mayor distensión corporal, y entra en un sueño más profundo del cual es difícil salir o despertar. Se observa también, por debajo de los parpados, que los ojos están moviéndose.
Al pasar determinado tiempo, no precisado, ese estado peculiar desaparece y vuelve a la fase anterior, a la del descanso exclusivo. Pero en corto tiempo asombrosamente regresa de nuevo a la intensa distensión muscular y movimiento de ojos. En otras palabras se alternan las formas del sueño hasta el momento de despertar. ¿Qué es lo que sucede? Existen dos tipos de sueño, se suceden e intercambian entre sí mientras la persona duerme: el No-Rem y el Rem.
¿Cuáles son las fases del sueño en adultos?
A continuación, vamos a ver cuáles son las distintas fases del sueño.
La Fase NOREM o NREM y sus 4 subfases
La fase NoRem, la cual es llamada también sueño Delta, responde predominantemente a la necesidad de descanso, y posee cuatro sub-fases. Se cuentan desde la uno, donde aún es muy ligera, hasta la cuatro, muy profunda. Es de destacar que el estrés o la fatiga intensa, impide llegar a la cuatro. Pero si se llega, el sueño es plácido y restaurador.
Todas estas etapas están divididas en ciclos de sueño de aproximadamente entre 90 y 110 minutos, que se van repitiendo a la largo de la noche. Por eso, en un descanso recomendado de unas 8 horas de sueño, podemos llegar a tener unos 5 o 6 ciclos de sueño diferentes.
- FASE I: Es de las fases más cortas, la duración es de pocos minutos, y es muy fácil despertarse mientras se está en esta fase, por ruidos o cualquier estímulo externo. Al despertarnos en la fase I, podemos tener la sensación de haber estado soñando despiertos.
- FASE II: A esta etapa del sueño también se le conoce como la de sueño ligero. Es el estado de sueño en el que más tiempo estamos, ya que dura aproximadamente la mitad de las horas de sueño recomendadas. En esta etapa del ciclo del sueño el cuerpo se va relajando cada vez más, y las funciones corporales van ralentizándose.
- FASE III: Esta fase es vital, ya que nos acerca al ciclo de sueño profundo. Su duración es bastante breve, y es un estado de relajación total. Los músculos están tan relajados que es complicado despertarse en esta fase del sueño. Además, es de fundamental importancia, porque en la fase III del sueño NOREM es cuando se empiezan a segregar hormonas importantes, como la hormona del crecimiento.
- FASE IV: La fase de sueño profundo, y la más importante de todas. La duración aproximada es de unos 20 – 30 minutos por cada ciclo de sueño, y la actividad cerebral es lenta, porque es la fase de sueño Delta. Este estado del sueño es el que va a determinar nuestro descanso. En esta fase no solemos soñar, aunque pueden producirse sueños, y es en este momento dónde pueden aparecer episodios de sonambulismo o enuresis (mojar la cama)
La conmoción emocional, reflejada en imágenes oníricas, anula fácilmente el tránsito a etapas profundas de NoRem, y en ello se incluyen experiencias de placer y de displacer; por ejemplo, la impresión amorosa de haber establecido nueva relación con anhelada pareja, o la alegría por alcanzar una meta perseguida con pasión.
Se alternan No-Rem con Rem, pero el primero predomina durante las primeras horas, y el segundo en el camino a despertar. Esa es la explicación de que «dormir la mañana» es tan placentero, ya que en Rem se adquiere una flaccidez significativa, y es cuando la distensión muscular hace que se marquen las sabanas en el cuerpo o cara.
La Fase REM
El Rem es sueño profundo donde coincide distensión muscular con elevada activación nerviosa, a pesar de estar dormida la persona. Por consiguiente, en esta fase de sueño las imágenes oníricas son más nítidas y se recuerdan mejor al despertar.
En Rem la distensión muscular es mucho mayor, los registros electrónicos del cerebro arrojan que este órgano está funcionando como si la persona estuviera despierta. Sin embargo es más difícil despertarla. Curiosamente es muy difícil hacer que despierte alguien si está en ese periodo, y es donde se producen más infartos, pesadillas, entre otros trastornos.
Existen hipótesis de que este tipo de sueño constituye un mecanismo de defensa. Quizás esa la clave del por qué se sueña. De cualquier manera es como si la tienda “cerrara por inventario», porque en ese momento es cuando con mayor serenidad el cerebro resuelve las contradicciones confrontadas durante el día por el durmiente.
Diferencias entre fase REM y NO-REM
La REM predomina mientras se acerca la hora de despertar, y su nombre proviene del idioma inglés: Rapid Eyes Movement (movimiento rápido de los ojos), haciendo referencia al movimiento ocular que tiene lugar en esa fase. Mientras No-Rem es un tipo de sueño donde predomina el descanso.
Desde luego, estos cambios resulta algo paradójico, en Rem la distensión muscular es amplia y profunda, pero el cerebro funciona como si la persona estuviera despierta. A ello se agrega que en Rem es difícil despertarla.
Por el contrario, en No-Rem, el cual se supone que sea de descanso, se despierta fácilmente. Desde luego, imágenes oníricas, es decir los sueños, son más nítidos en Rem que No-Rem, porque el cerebro está más activo; pero se produce en ambos.
¿Cómo se estudian las fases del sueño?
Entre los medios para el estudio del sueño se halla la electroencefalografía, la cual es medición, por medio de equipos electrónicos, de las ondas eléctricas. Dichas manifestaciones fueron descubiertas por Catón en 1875, científico que observa un intervalo eléctrico entre 10 y 80 micro-voltios aproximadamente en corteza cerebral.
Su medición es desarrollada, a través del electroencefalógrafo, por Hans Berguer alrededor del 1924. Este descubrió que bajo estado de vigilia, y en ausencia de estímulos sensibilizadores, se producía de manera esparcida en la corteza cerebral un ritmo eléctrico constante y periódico, de corta longitud de onda, y entre siete y ocho ciclos por segundo aproximadamente.
A este ritmo se le llamó Alpha. Observaba también que en sueño este fenómeno se modificaba ostensiblemente, al igual que ante estímulos alarmantes se producía lo que llamó Desincronización de Alpha. Junto a esta desincronización se producían otros ritmos que fueron también descubiertos: el Delta (0,5-3 ciclos por segundo), el Theta (4-7 ciclos por segundo) y el Beta (18,5-30 ciclos por segundo).
La importancia de las fases en el descanso
Tras el nacimiento de cada individuo la necesidad de sus horas de sueño varía a lo largo de la vida. El recién nacido necesita prácticamente la mitad de las horas del día, mientras que a medida que se envejece las horas requeridas disminuyen, los ancianos generalmente no duermen más de cuatro o cinco horas al día, y con esa cantidad despiertan vigorosos y animados.
Sin embargo, la deprivación o insuficiencia en las horas requeridas de sueño implica múltiples diferentes trastornos del sueño y mentales. Se producen alucinaciones, se desequilibra el funcionamiento consciente y cognitivo, se perturba el estado anímico conllevando irritabilidad, y aumento de temores y fobias,y propicia depresión. Se bloquea el pensamiento, dificulta el recuerdo, no se fijan correctamente los conocimientos, se distorsiona la percepción, incapacita la atención. No se pueden tomar decisiones y surge confusión, desorientación.
La calidad en el dormir es imprescindible para los procesos de enseñanza-aprendizaje; por ejemplo, el estudiante que no ha dormido bien fracasa una y otra vez (te hablamos de esto ya en el artículo sobre el insomnio en la adolescencia).
El operario de una maquinaria no se da cuenta de sus errores y acciones y sufre accidentes. Quien conduce un coche pierde eficacia en su tiempo de reacción. Y así podríamos seguir un buen rato, ya que las consecuencias del insomnio son incontables.
El efecto negativo de la privación de sueño
La insuficiencia en las horas de sueño incide también sobre el sistema inmunológico, propiciando a su vez la entrada de numerosas enfermedades.
La baja calidad en el tiempo de este descanso se relaciona estrechamente con estrés, a menudo este desequilibrio emocional afecta significativamente el sueño, lo cual deteriora los componentes inmunológicos, pero a su vez, a medida que se reduce la calidad en el dormir, el estrés aumenta aún más, sus efectos se hacen sentir con mayor intensidad.
Además, también se afectan las funciones respiratorias y cardiovasculares. El dormir escasamente, o mal, propicia el aumento de la presión arterial. Es por ello tan necesario, para enfermos, o alguna vez afectados, por trastornos cardíacos, preservar la calidad del sueño.
La insuficiencia en las horas de sueño también afecta el metabolismo de carbohidratos, y por ende el procesamiento de la glucosa por el páncreas, lo cual allana el camino a la diabetes.
Finalmente, y a través de los procesos inconscientes de comunicación humana, el mal dormir produce semblante demacrado, somnoliento, compungido, con apariencia de mayor envejecimiento, lo cual incide desfavorablemente en la aceptación de las demás personas. Es de destacar que la insuficiencia en las horas de sueño es acumulativa.
Quien duerme mal de manera sucesiva comienza a sentir progresivamente los efectos nocivos de la carencia de sueño. Es cuando el rendimiento de cualquier actividad a realizar disminuye, aparece la somnolencia diurna, se entorpecen movimientos, se producen dolores musculares, y otros síntomas y manifestaciones más.
El sueño es una necesidad de recuperación mental, nerviosa y física imprescindible en los seres humanos, pero también en animales, incluso hasta en los insectos. Sus funciones, en general, son las siguientes:
- Conservar energía.
- Restaurar funciones corporales.
- Consolidar la memoria.
¿Qué es el ritmo circadiano del sueño?
¿Has escuchado alguna vez la frase “todos tenemos un reloj biológico”? Esto hace referencia a que nuestro cuerpo sabe cómo actuar por él mismo, dependiendo de ciertos factores. Pues el ritmo circadiano del sueño tiene mucha relación con el reloj biológico.
De forma sencilla, el ritmo circadiano del sueño es el reloj biológico que nos indica cuándo dormir, y se regula por la luz y la oscuridad. El ritmo circadiano dura 24 horas, y sincroniza diferentes partes de nuestros organismo para mantenernos despiertos o dormidos.
En personas sin trastornos del sueño, a la hora de dormir, que es cuando la luz solar ha disminuído, empieza a activarse el mecanismo de sueño. Se envía una señal a la glándula pineal para que empiece a segregar melatonina. La melatonina es la hormona del sueño.
La melatonina hace que los demás órganos activen su “estado de sueño”, es en ese momento cuando empezamos nuestro ciclo de sueño. También regula las fases del sueño REM y NOREM.
Pero los ritmos circadianos pueden alterarse por diferentes motivos. Enfermedades, factores genéticos, reducción de la melatonina, malos hábitos, etc. Es importante mantener el ritmo circadiano sincronizado con la luz, para tener un sueño profundo y relajante.
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¿Cuál es la duración correcta de las fases del sueño?
Cómo hemos visto, las fases del sueño se dividen en REM y NOREM, y a su vez, la NOREM se divide en 4 subfases. Un descanso correcto debe ser de unas 8 horas, y cada ciclo completo debe tener una duración de entre 90 y 110 minutos.
Por lo tanto, en noches de sueño profundo y adecuado, habrán unos 5 ciclos de sueño. En personas sanas y sin problemas a la hora de dormir, el sueño NOREM dura aproximadamente un 75% del tiempo total. El tiempo restante dormimos en sueño REM.
Estos números arriba mencionado pueden variar ligeramente dependiendo la persona. Pero en diversos estudios se ha demostrado, que las grandes variaciones de estos porcentajes pueden derivar en riesgos de enfermedades, como la demencia y el alzheimer.
Las fases del sueño en bebés
Un bebé es un ser humano en constante aprendizaje del mundo que le rodea, y dormir les ayuda a aprender. Por eso las fases del sueño en bebés son diferentes a las fases del sueño en adultos. Y estas van modificándose con el tiempo.
Cuando un bebé es recién nacido, pasa la mayor parte del tiempo dormido. En esta etapa, el ciclo del sueño se divide en sueño profundo y estado REM. Es así porque necesita despertarse para alimentarse de forma constante y fijar los conocimientos.
Extra: cómo dormir rápido a mi bebé
A partir del tercer mes de vida, sus ciclos de sueño empiezan a cambiar ligeramente. Pero aún así no se diferencian las 4 subfases del estado NOREM. Es a partir del sexto mes de vida que las fases del sueño en bebés adquieren las 4 subfases NOREM.
Pero este proceso no sucede de la noche a la mañana, ya que el aprendizaje de los bebés es constante. Por eso no es de extrañar que las fases de sueño del niño no se regulen hasta que tiene 3 años o más, y sean iguales a las fases del sueño en adultos.
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